jueves, 26 de mayo de 2011

Don Dutra

Cocinera


La cocinera de la estancia, se había despionado, por unos días la esposa del gringo se hizo cargo, con gusto, de prepararle el almuerzo al personal. De noche todos volvían al pueblo, así que el trabajo era part-time “pa´ la patrona”.
_Y que les hago? preguntó a su esposo
_ Ensopao! Contestó el gringo, conocedor de las costumbres de la paisanada.
_ Bueno, hoy les hago un ensopado, y mañana que puede ser?
_ Tocale ensopao nomá, no te van a comer otra cosa, negra! Ensopao y ensopao!
Tres días de la semana a ensopado invicto, fueron el límite para la mujer. No quiso resignar a la monotonía, tal vez, los peones habían adoptado aquella costumbre, porque la antigua cocinera no sabía hacer otra cosa. Ella sí sabía, y aunque fueran unos pocos días, ella quería ofrecerles lo mejor.
_Mañana bien temprano matame dos pollos de esos mas gorditos!
_Qué vas a hacer? Preguntó por inercia el gringo.
_Vas a ver
La patrona se levantó temprano, los pollos ya estaban zambullidos en el agua hirviendo, y el gringo mientras le daba al criollo, cinchaba plumas y daba alguna puteada de dolor, cuando se quemaba los dedos.
_ Les voy a preparar una polenta con estofado!
_ Vos les preguntaste si comen?
_ Pero che, me dejas en paz?! Para qué me pediste que cocine!

Preparó dos fuentes, de las grandes, polenta con manteca, queso rayado, salsa de tomate, papa hervida, un poco de chorizo casero, pollo estofado y dos o tres hojitas de laurel.
Toda la mañana invertida en la bendita polenta, pero había valido la pena. Era un manjar. Estaba riquísima y hasta linda estaba.
_ La verdad, te pasaste negra!! Ta Buenaza, dijo el gringo chupeteando la cuchara de madera
_ Bueno tocá la campana! Dijo la patrona con falsa modestia y como desentendida, _ que vengan a buscar.

Llevaron la comida y al rato apareció en la cocina, un gurí chiquito que era medio criado de la estancia.
_Señora, manda decir Orlando a que hora manda el ensopao`?
_Pero no les mandé la polenta
_A pero Orlando tiró pa los pollo, porque dijo que el será pobre, pero no va a andar comiendo comida pa´gallina.

Valdocco


Como tantos aprendizajes de la vida, como tantas experiencia que a cada uno van marcando, y definiendo, El Oratorio de Don Bosco, es una un imagen que no se borra del corazón, que ebulle a la retina y al lagrimal.
La vista a lo lejos, de la capillita de Pepe Nuñez, me trajo a la memoria aquellas fotos del primer Oratorio, del Santo de Turin.