jueves, 26 de mayo de 2011

Ovejas

Cuando era gurí, la esquila era una fiesta. Como una semana antes de que llegara la maquina, se limpiaba el galpón, se reparaban todos los corrales, se arrimaba leña para el cocinero, se planificaba la ubicación de las bolsas, todo se preveía.
Eran cuatro o cinco días, si no llovía, de ruido, de musculo, de vértigo, de polvo, de diversión, para nosotros y para los peones, que se daban el gusto de salir de la rutina.
Las ovejas aturdidas y golpeadas, entraban y salían, corrían y se apilaban, mientras la mano del hombre, tomaba materia prima, para el invierno del mundo.